A estas alturas, es evidente que se trató de una jugada combinada que se desarrollaba coordinadamente en –al menos- tres frentes: el legislativo, el mediático y el judicial.
Repasemos: en el frente legislativo, diputados de la oposición acusan al gobierno de algo muy grave, pero sin prueba alguna; en el frente mediático, casualmente TN lo trasmite en vivo; y casualmente Clarín saca a la calle una segunda edición en la que presenta en tapa la denuncia como un escándalo inaudito; en el frente judicial el abogado -denuncia fácil- Ricardo Monner Sans se presenta ante su juzgado de cabecera, con un ejemplar de Clarín, y denuncia “el descalabro institucional que vive el país”, según sus propias palabras.
Cuando la denuncia hace agua, en la Comisión de Asuntos Constitucionales, la diputada Camaño de Barrionuevo le pega una piña al Diputado Kunkel, sabiendo que el dispositivo mediático será enérgico en la condena… a Kunkel…
Bien, hasta aquí el repaso.
Ahora veamos qué relato final construyó la prensa del sistema en este caso: en primer lugar y como dijimos el viernes pasado, todos los cañones se dirigieron a justificar la agresión de Camaño de Barrionuevo y demonizar al diputado Kunkel. Que terminó siendo culpable de la piña de Camaño.
Pero más en profundidad queremos destacar cuál es el procedimiento: la plataforma mediática instala una denuncia de “alto impacto”, es decir la sospecha de algo grave.
Saturan, aturden, difundiendo un manojo de rumores, de versiones, de vaguedades, de trascendidos, de declaraciones de presuntos anónimos, que son presentados como “pruebas contundentes”.
Simulan una “investigación periodística” que tiene más de editorial que de información corroborada, y que en realidad parte del final, está armada al revés: dan por probado el hecho denunciado y todo ese manojo corre en auxilio de lo que ya se dictaminó.
Volviendo al ejemplo del tratamiento del presupuesto y las denuncias de Hotton y Carrió: el relato dice: el apriete / el ofrecimiento existió, lo que no podemos es demostrarlo, nos hace falta un arrepentido ya.
Desde allí, comienzan el apriete mediático a los que tienen que evaluar o juzgar el caso, pongamos una Comisión o un juez. Si el juez o la comisión en cuestión parecen encaminarse a decir que no pasó nada raro / ilegal. Automáticamente será acusado por los medios de formar parte de la red de corrupción del gobierno.
Entonces, cuando la burbuja de la falsa denuncia se desvanece en el aire, por su propia inconsistencia de origen, estos fulanos coronan su tarea presentando el tema como una nueva demostración del mal funcionamiento de las instituciones, del desbarranco de las instituciones.
Reforzando en forma tramposa el lugar común de que “acá nunca nadie va preso, nunca se encuentra a los culpables”, mirá lo que pasó con el presupuesto…
Por eso decíamos recién que LOS AUTOPROCLAMADOS “DEFENSORES DE LAS INSTITUCIONES” SON, EN REALIDAD QUIENES LAS DESACREDITAN, LAS SOSLAYAN, LAS DENOSTAN CUANDO ESAS INSTITUCIONES FUNCIONAN CON INDEPENDENCIA DE LOS INTERESES CORPORATIVOS DE LAS QUE “LOS MEDIOS” CONCENTRADOS SON ÓRGANOS DE DIFUSIÓN.
* texto guía para la columna de análisis de medios de Acá estamos, (AM 530 - La Voz de las Madres - lunes a viernes de 7.00 a 10.00, Martín Piqué / Pablo Taricco). Viernes 26/11/10.
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