Hay momentos difíciles que nos permiten ver con nitidez quiénes nos quieren bien; y quiénes no.
Para los primeros, y a modo de modesto agradecimiento, esta joya de Brassens inmortalizada por Paco Ibáñez.
Para el resto, nada. Aunque regalen titulares al enemigo, nosotros no nos vamos a confundir.
CANCIÓN PARA UN MAÑO Es para ti este cantar tú, maño, tú que sin hablar me diste leña el día aquél, que el frío me hería la piel. Tú que me diste leña en vez de rechazarme a puntapiés, cuando la gente del lugar no me quiso junto a su hogar. Un braserito sólo fue para mi cuerpo una ilusión, pero alumbró mi corazón más que fallas en San José. Tú, maño, cuando has de llegar a la hora de la verdad que te lleve el enterrador al cielo si hay Dios. Es para ti este cantar tú, cantinera, tú que sin hablar me diste pan el día aquél que me ví en huesos y piel. Tú que me diste pan en vez de rechazarme a puntapiés, cuando la gente del lugar reía de verme ayunar. Un bocadito no fue más para mi cuerpo, una ilusión, pero llenó mi corazón más que un milagroso maná. Tu, cantinera, al llegar a la hora de la verdad, que te lleve el enterrador al cielo si hay Dios. Es para ti, este cantar tú, forastero, que sin hablar me sonreiste el día aquél que me ví delante del juez. Tú que me sonreiste en vez de rechazarme a puntapiés, cuando la gente del lugar ya me quería apedrear. Una sonrisa no fue más, para mi alma, una ilusión, pero aromó mi corazón más que las hierbas de San Juan. Tú, forastero, al llegar, a la hora de la verdad, que te lleve el enterrador al cielo si hay Dios.
Georges Brassens
ÚLTIMO MOMENTO: “Ahora dicen que HOY en Vaca Cubana entrevistan a Enrique Vázquez y a Sergio Fernández Novoa, presidente de la Unión Latinoamericana de Agencias de Noticias y vicepresidente de Télam”
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